Hoy, en las horas previas a su homenaje con la Selección Mexicana, justo hace siete años, el "Temo" anotaba su último gol enfundado en los colores azulcremas. En una final, un gol que por si mismo es épico.
Así es el fútbol, porque esa anotación le daba vida al América en una final que perdía ante su bestia negra, pero el momento se convirtió en historia pura del fútbol mexicano. Un disparo desde 3/4 de cancha. El estadio lleno, y en los televisores el americanismo lo veía y el antiamericanismo también decaía en ese momento.
Parece que fue ayer, sin embargo ya han pasado 14 torneos, 7 años, 12 entrenadores, 3 presidentes y un título. A pesar de todo el señor Blanco sigue estando presente en la memoria.
Fotos: terra.com.mx
Es lo que pudo ser y no fue. Cuauhtémoc representó, representa y representará siempre al América como pocas personas en la historia. Sin tener un palmarés plagado de títulos durante su historia con el club, sí es el americanismo hecho persona. Dentro del campo fue genio, era una auténtico orquestador, y su carrera fue de alguna manera el reflejo del amor a la mexicana, entre él y el América como institución.
A criterio personal, siempre debió jugar en el América, pero en realidad vistió tantas camisetas que se vuelven una mancha en la historia de Cuauhtémoc y el "Ame".
El mejor final era verlo levantar la copa y así decir adiós a su historia con el equipo; pero la realidad fue cruel, con mucha sal para la herida. El gol quedó grabado en la memoria de propios y extraños, pero pasó de ser mera anécdota.
Para quienes vimos este partido en televisión, el recuerdo nos trae mucha nostalgia, porque el americanismo soñó, se ilusionó y creyó en una remontada que en ver de cristalizarse simplemente se esfumó.
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